Es conocido que las enfermedades inflamatorias reumáticas influyen sobre el metabolismo óseo. En Artritis Reumatoidea (AR) en particular, la pérdida ósea y el desarrollo de osteoporosis se encuentran bien establecido.
La artritis psoriásica (Aps) se trata de una enfermedad particular, en la que, dentro de un marco teórico, la pérdida ósea puede ocurrir localmente en forma de erosiones y lesiones de osteólisis que afectan a articulaciones periféricas, o bien de forma sistémica manifestada como una pérdida de la densidad mineral ósea esquelética.
Aunque resulte llamativo, es también característico que los pacientes presenten formaciones óseas aberrantes incluyendo neoformación yuxta articular periférica, anquilosis y la formación de groseros sindesmofitos. Todas estas diferentes expresiones a nivel óseo pueden coexistir aun en un mismo paciente portador de una artropatía psoriásica.
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